#364

- Dilo en voz alta. Di que no me quieres.


Se miraron a los ojos, grandes trozos de cielo los de ella, pequeños trozos de oscuridad los de él. Se acercaron aún más. Sus labios querían unirse, querían unir el cielo y el infierno, dejar de lado sus diferencias, querían una explosión de sentimientos.


- No intentes jugar conmigo Heaven.
- No intentes evitar esto, no luches contra tus sentimientos Hell.
- Puedo acabar contigo, hacer que desaparezcas, que te reduzcas a los que realmente eres, cenizas. La bondad siempre superará a la maldad. Si tu mueres del todo, acabará toda esta guerra.
- No puedo creer que estés diciendo ésto. Yo pensaba que los ángeles eran dulces, pero veo que no. Además, por mucho que me mates, sabes que jamás podrías olvidarme. Algo en nosotros se ha encendido. Hemos reabierto la guerra entre dos mundos opuesto, pero no tenemos por qué participar en ella. Un amor infinito lo destruye todo, incluso ésta estúpida guerra. Mi alma, si es que los vampiros tenemos de eso, es tuya.
- Mis sentimientos son pasajeros, estoy seguro. Los ángeles no sentimos la necesidad de nada ni de nadie. - dijo Hell mientras intentaba convencerse a sí mismo de las palabras que acababa de decir. Se calló dos segundos y acto seguido miró directamente a los ojos a Heaven.- ¡Al diablo! Abrázame, bésame, lo deseo con toda mi alma. 
- Sólo quiero que me lo digas Hell. Mírame a los ojos y dímelo. Sé lo que sientes, pero necesito oírlo. Dilo, y seré tuya eternamente.
- Te quiero Heaven, te quiero con toda mi alma.


Hell sabía que estaba jugando con fuego, literalmente, pero le daba igual lo que hubiera jurado ante Dios, él amaba a esa mujer, no importaba lo que ella fuera.