#363

Se miró al espejo. Casi no se reconocía con toda la cara llena de la sangre de sus lágrimas oscuras. Tenía el pelo despeinado y la mirada perdida. Cuando creía que no volvería a estar sola, Hell se fue, y eso hacía que tuviera ganas de clavarse una estaca en el corazón para acabar con aquel martirio.


Esa era su realidad. Se había enamorado de un ángel. Lo que ella no entendía, era que ella también era especial. Primero le arrebataron su vida, y después su alma, manchándola de soledad. Aunque, la verdad, eso la estaba haciendo más fuerte a las tormentas de amor y agonía. 


Ella tenía luz propia, pero era incapaz de verla. No una luz oscura como la de los demás vampiros, su luz era casi tan brillante como la de un ángel, porque, a pesar de ser hija del demonio, su alma era bondadosa como la de un hijo de Dios. No se daba cuenta de que tenía ante sí un camino de piedras celestiales.


Tenía que dejar que sus ojos volvieran a brillar. Tenía que creer firmemente en que el apocalipsis que ahora regía su vida, pronto se iría a otra parte. Tenía que creer en ella, creer en que a pesar de sus diferencias, Hell sería el amor de su vida.




¬ El resultado del concurso de relatos de Marzo ha sido nulo por falta de participantes. De todos modos he creado la revista con el único relato participante. Click