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domingo, 14 de julio de 2013

#424

La casa estaba patas arriba. Accesos bloqueados, cajas tiradas por el suelo... Eran las siete de la mañana, el momento en que todo se ponía de nuevo en marcha, las salidas, la agitación era incontenible. Desde hacía una hora Siry se desesperaba por su equipo, se deshacía en excusas y aseguraba lo que hiciera falta a derecha e izquierda, aunque nadie sabía qué debía de estar prometiendo.

Cuando llegaron Bosco y Siry, el equipo los estaba esperando en la entrada. En cuanto se hicieron una idea de la situación, Siry se adelantó a Bosco, estaba acostumbrado a hacerlo y prefería ser él quien hablara primero con sus chicos. En ese tipo de circunstancias, dejar hablar a Bosco podía desencadenar una guerra civil al cabo de media hora.

Siry, amable y comprensivo, alejó a su equipo y despejó el paso. Bosco seguía al jefe de equipo que había sido el primero en llegar.

- Hay alguien dentro del piso. Dos cuerpos. Uno emana calor, el otro no. Por las dimensiones que la cámara termográfica ha captado, creemos que uno de ellos puede ser ella.

Esperó en vano a ser felicitado, Bosco era cualquier cosa menos amable en esos momentos, caminaba deprisa y parecía concentrado en sí mismo, absorto. Rechazó tomar el ascensor y subieron a pie por la escalera de hormigón que nadie utilizaba y que resonaba como una catedral.

A pesar de todo, el jefe añadió:

- No he permitido que entrara nadie, esperando a que llegara usted.

Sucedían cosas curiosas. Como se había prohibido la entrada en el piso a la espera de los técnicos de identificación y Siry se había quedado en la planta baja para dar instrucciones a su equipo, Bosco entró solo, como si fuera un familiar, como si acudiera a visitar a un allegado y, por pudor, respetaran su intimidad y lo dejaran unos minutos a solas junto a la sorpresa que podría encontrarse.

En los lugares carentes de grandeza, la muerte siempre era un hecho trivial que nadie lograba eludir.Subió al baño, donde el jefe le dijo que se encontraba el cuerpo sin vida. Abrió la puerta con un nudo en la garganta. Su cuerpo estaba terriblemente hinchado y emanaba un hedor insoportable por el avanzado estado de descomposición. Su mano pendía fuera de la bañera, lánguida, terriblemente humana y femenina. La mirada, fija, se perdía hacia el techo. El conjunto formaba una imagen muy dolorosa. No era Rädsla, si no Karah, la que una vez fue su reina, por lo que el hecho era igual de doloroso.

En la casa se sentía la presencia de un misterio, de la muerte. Bosco permaneció en la entrada de la habitación, donde se suponía que estaba el otro cuerpo. Tenía la esperanza de encontrar a Rädsla en su interior. Estaba acostumbrado a los cadáveres, había visto muchos, quizás un número equivalente a los habitantes de un pueblo, un día tendría que contarlos. Había cadáveres que lo impresionaban y otros que no le causaban ninguna sensación. El inconsciente se ocupaba de seleccionarlos. Y el cadáver de Karah le dolía, no sabía exactamente por qué. Lo hacía sufrir.

Su inquietud era patente. Era incapaz de explicarlo. Sentía, sabía que había algo que se le escapaba. Tal vez incluso desde el principio. Giró el pomo con suavidad y empujó la puerta sin hacer ningún sonido. Allí, tumbada en la cama, había una mujer. Estaba boca abajo, muy quieta y, al igual que Karah, su mano colgaba a un lado de la cama. Sin duda era Rädsla, aunque significativamente más delgada y sucia. Bosco se quedó petrificado. Le gustaría poder aproximarse, mirarla de cerca, inclinarse sobre su cuerpo, comprender. 

Le había perseguido desde el día de su desaparición y ahora que la tenía enfrente no era capaz de moverse. Respiró hondo y dio un paso al frente. Se acercó despacio. La respiración de Rädsla era regular y tranquila. A pesar de que su cara ahora estaba huesuda, seguía conservando esa hermosura que lo había cautivado tiempo atrás. Se quedó mirándola fijamente, sin moverse, como si el hecho de despertarla pudiera romperla del todo. De repente, su móvil sonó. Se apresuró a sacarlo de su bolsillo y colgar. Era Siry. Suponía que querría saber qué había encontrado. Cuando volvió a mirar a Rädsla, se encontró de lleno con sus profundos ojos verdes abiertos de par en par. 

- ¿Bosco?

1 comentario:

  1. He de saber más... que final de entrada más intrigante *-*
    Un beso

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¡Hola! Acabas de decidir garabatear algo para mi, espero de todo corazón que te haya gustado mi blog.
¡Un besito! ¡Y gracias por pasar!
(¡Ah! Y no olvides que puedes quedarte en el desván ^.^ )