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viernes, 2 de agosto de 2013

#425

- Rädsla. ¡Dios, estás viva! 

Rädsla se desperezó y prácticamente saltó de la cama. Iba tan solo con una camiseta negra ancha y unas bragas de encaje. Se acercó a Bosco, se puso de puntillas y echó sus brazos al cuello de éste. 

- Te echaba de menos- le susurró al oído.

Pasaron varios minutos sin poder separarse, y cuando lo hicieron, Rädsla comenzó a vestirse lentamente. Se puso unos vaqueros desgastados y unas botas negras con tachuelas. Después volvió a acercarse a Bosco y, mientras le posaba una mano en la mejilla, le dijo:

- Me alegro mucho de haberte visto, pero ahora tengo que irme.
- ¿Irte? ¿A dónde?
- La carta de mi madre está en la encimera de la cocina, lo entenderás todo cuando lo leas. Tenemos que cumplir una misión, tenemos que derrotar a las sombras. 

Acto seguido lo besó en la comisura de los labios y se dio la vuelta en dirección a la puerta de salida. Salió corriendo escaleras abajo, aquella separación era demasiado dura. Pero, sabía que, si seguía junto a él, los dos correrían peligro, por lo que decidió hacer aquel viaje sola. Corrió, corrió por las calles vacías de la ciudad entre la oscura noche.

Fuego en sus piernas y en sus pulmones, fuego que arrasaba cada nervio y cada célula de su cuerpo. Así era como volvía a nacer, en medio del dolor: surgía de la oscuridad entre un calor sofocante. Se abrió camino desde la húmeda negrura, llena de ruidos y olores extraños.

Corría y corría y, cuando ya no podía correr más, avanzó cojeando hasta que se sintió capaz de andar. Entonces se arrastró centímetro a centímetro, hundiendo las uñas en el suelo, como un gusano que repta entre la vegetación exuberante de aquel oscuro bosque.

Sangraba también, mientras nacía.

No estaba segura de cuánto había avanzado ni del tiempo que llevaba adentrándose en el bosque cuando se percató que la herida se había vuelto a abrir. De camino a casa un hombre trató de forzarla y ella consiguió huir, pero por desgracia, aquel vagabundo llevaba una pistola consigo y disparó. La bala le había rozado en el costado, justo por debajo de la axila. Cuando llegó a casa trató de cosérsela, pero al correr los puntos le habían saltado y tenía la camiseta empapada en sangre. Pero había tenido suerte, la herida era más bien superficial, aunque la visión de la sangre y de la piel desgarrada hacía que todo resultara real, auténtico: todo lo que le había sucedido, todo lo que había dejado atrás.

Todo lo que le había sido arrebatado.

Tenía el estómago vacío, pero vomitó de todos modos. Tosió y escupió bilis que cayó sobre las hojas planas y brillantes que tenía al lado. Los búhos ululaban por encima de su cabeza.

Un animal que se había acercado a investigar corrió a refugiarse de nuevo entre la tupida vegetación.

"Piensa, piensa, piensa" se dijo. "Bosco. Piensa en lo que haría Bosco."

Se quitó la camiseta, rasgó el dobladillo y se ató la parte más limpia alrededor del pecho, de forma que hiciera presión contra la herida y le ayudara a contener la hemorragia. No tenía ni idea de dónde estaba ni adónde se dirigiría. Solo pensaba en moverse, seguir moviéndose, adentrarse más y más, lejos de la ciudad y de...

Bosco.

No. Bosco estaba ahí. Tenía que imaginárselo.

Paso a paso, avanzó luchando contra espinas, abejas y mosquitos, apartando ramas gruesas y fuertes y enjambres de insectos como nubes suspendidas en el aire. De pronto llegó a un río, se encontraba tan débil que la corriente casi la derribó. Era de noche, la lluvia caía torrencial, violenta y gélida; se acurrucó entre las raíces de un roble gigantesco, mientras a su alrededor multitud de animales invisibles aullaban, jadeaban y se paseaban en la oscuridad. Estaba demasiado aterrada para dormir. Si se dormía, moriría.

No nació de pronto la nueva Rädsla.

Nació paso a paso, y luego centímetro a centímetro. 

Arrastrándose, con las entrañas retorcidas hasta que parecieron convertirse en polvo, con la boca llena de sabor a humo.

Un dedo tras otro, como un gusano.
Así es como vino al mundo esa nueva Rädsla.

1 comentario:

  1. Que triste este capitulo y que maravilla a la vez. Me encanta.
    Besos

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¡Hola! Acabas de decidir garabatear algo para mi, espero de todo corazón que te haya gustado mi blog.
¡Un besito! ¡Y gracias por pasar!
(¡Ah! Y no olvides que puedes quedarte en el desván ^.^ )