Su vestido de gasa blanca sigue impecable, ocultando así su inexistente corazón. Aquel corazón que una vez fue destrozado, mutilado. No era un corazón con el que uno pudiera jugar, ya no más. No podías tenerlo entre tus manos, pues la sangre que manaba de él lo hacía resbaladizo, haciendo que cayese al suelo sin apenas rebotar. Su cabeza seguía igual, pero su cerebro había dejado de funcionar. Se movía por impulsos. Sus sentimientos estaban en off.
Había que tener cuidado si no querías acabar viviendo junto a ella. Cuenta la historia que sus ojos son del color de la luna. Se dice que no se trata más que de una niña asustada. Se dice que se alimenta de tu propia vida.
¿Y quién soy yo? Solo soy la sombra que logró que cerrara los ojos y no los volviera a abrir. O al menos, eso creía yo.
Qué misterio desprende Lily. Quiero seguir conociéndola :):)
ResponderEliminar(mimos con azúcar)
Me. Dio. Escalofríos.
ResponderEliminarMil años sin pasar por acá, y acabo de leer un tremendo texto, buenísimo.
Un abrazo <3