Recordó el sábado pasado. A ella le gustaba ponerlo cachondo. Estaban en el bar tomando una copa, ella daba pequeños sorbos a su vodka con lima y el jugaba con su pelo. Ella le sonreía como diciendo "¿Cómo puedes ponerte cachondo si aún no te he hecho nada?" Y es que ella no lo entendía, pero a Julián le encantaba esa mirada, esos juegos. La imaginada encima de él, desnuda, dándole besos por todas partes. Pero como cada noche, por sus familiares en casa, por su escaso tiempo... todo quedaba en poco más que unos besos en el cuello y unas caricias por dentro de la camisa.
Ahora estaba cada uno en su casa, en su cuarto, dentro de la cama viéndose a través del ordenador.
- ¿No crees que sobra un poco de ropa?
Ella sonreía pícaramente mientras se desnudaba poco a poco. Primero la camiseta, dejando así a la vista su sujetador de Hellow Kitty. Pero ellos ya no eran tan inocentes, y pronto la modosita gata acabó también en el suelo.
- Ahora es tu turno.
Cada cual en su cama, frente a la pantalla del ordenador, desnudos, calientes...

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¡Un besito! ¡Y gracias por pasar!
(¡Ah! Y no olvides que puedes quedarte en el desván ^.^ )