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lunes, 13 de junio de 2011

#224

Susana y Alberto solían tomar helado de mango mientras veían la tele sentados en el sofá de color canela que empezaba a tomar la forma de sus cuerpos. A Susana le gustaba jugar con el nivelador de luces y ver la reacción de los ojos de Alberto.


A Susana siempre le habían encantado sus ojos. Eran unos grandes ojos con expresión tristona y del color del océano atlántico. Tenía unas largas y densas pestañas, y cuando lloraba, las lágrimas pendían de ellas amenazando con arrasarlo todo. Susana imaginaba a veces que las cogía con cuidado y las secaba en sus mejillas, aunque él nunca le dejó hacerlo. 


Alberto siempre le había guardado ese gran secreto, ese que hizo que se fuera. Era capaz de irradiar electricidad. Cuando sus emociones eran muy fuertes, daba descargas eléctricas. Así que cuando Alberto se sentía completamente triste, feliz... Susana tenía que que alejarse y dejar que se le pasara.


Aquel día, sin embargo, Susana no iba a irse. Él lloraba mientras hacían el amor, y de repente se levantó y se fue al otro lado de la habitación. Susana se vistió y se sentó sobre la cama.


-No pienso dejarte solo. Pase lo que pase me quedaré contigo hasta que puedas volver conmigo a la cama.
-Pero Susana, ¿es que no lo entiendes? ¡Podría matarte! No puedo estar contigo si sé que te pongo en peligro.
-Me da igual. Las penas duelen menos si son acompañadas. Créeme, lo sé. Cuando te vi aparecer en mi puerta, mi estómago dejó de darme calambres. Así que digas lo que digas, no pienso irme. Me quedaré aquí, sentada sobre la cama, y si me echas de la habitación, romperé la puerta si hace falta, pero no pienso dejarte solo.


Todos los grifos de la casa habían saltado y el agua empezaba a entrar en la habitación. En apenas 5 minutos Susana tuvo que subirse al armario para no recibir una descarga. 

-Susana por favor ¡vete! Nunca me perdonaría hacerte daño.- dijo Alberto mientras sus lágrimas se mezclaban con el gran charco ya formado.

Pero Susana no tenía pensado irse. Dijera lo que dijera Alberto, estaban juntos en aquello. Y si Alberto se ahogaba aquel día, ella se electrocutaría a su lado.

1 comentario:

  1. es... es precioso dios... me hizo llorar, me encanta mimi, en serio, eres estupenda ;)ç
    chocolates ;)

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¡Hola! Acabas de decidir garabatear algo para mi, espero de todo corazón que te haya gustado mi blog.
¡Un besito! ¡Y gracias por pasar!
(¡Ah! Y no olvides que puedes quedarte en el desván ^.^ )