-Llevas mucho tiempo sin darme un abrazo, ¿ya no vas a volver a abrazarme?
-Quizás no quieres que te abrace.
-¿Y si quiero?
-Pues te abrazaré.
-Si no quieres no tienes porqué.
-Calla.
-No, de verdad. Si no quieres no pasa nada, no te voy a obligar.
-¿No lo entiendes? Siempre tengo ganas de abrazarte.
Busqué su mano y la apreté con fuerza, como si fuese la última vez que lo hacía. Cuando se quedó dormido no pude evitar mirarle. Me dediqué a memorizar cada uno de sus rasgos. Era hermoso. Y entonces fue cuando dejé de mirarlo por fuera y lo empecé a mirar por dentro. Lo imaginé yendo a la universidad, haciendo nuevos amigos y emborrachándose. Se olvidaba mil veces de las llaves de casa y reía. Comía palomitas para desayunar y se saltaba las clases. Me dí cuenta de que estaba llorando, las lágrimas resbalaban por mi mejilla. Una vez me prometió que jamás me dejaría sola y de verdad espero que sea así, porque si él se va, mi mundo desaparece.
martes, 17 de mayo de 2011
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Somos tan dependientes de determinadas personas, que nos duele solo imaginar que ya no estuvieran.
ResponderEliminarPrecioso.
Un beso.
Me encanta blog; es muy bonito :)
ResponderEliminarUn besito muy fuerte y enorabuena por lo que escribes!
me encanto el texto es hermoso.. gracias por pasar
ResponderEliminarME ENCANTA SINCERAMENTE :) es muy lindo, me lo imagine (: hermosos blog, te sigo
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