No me hacía falta nada más que él. Sólo él y yo en mi habitación. Cuando me abrazaba era como estar en un refugio y cuando el sol se reflejaba en sus ojos, me parecía que era porque tenía envidia de que alguien le hubiera desvancado el puesto de ser "la cosa imprescindible para vivir". Sólo me importaba saber que él iba a estar ahí, que me quería.
-Eres maravillosa.- me susurró al oído.
Yasta, ahora si que tenía que estar muerta, eso era el mismísimo cielo, que digo el cielo, era superior al cielo. Ahí fue cuando perdí a poca cordura que me quedaba.
domingo, 13 de febrero de 2011
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Qué tierno, me encantó :)
ResponderEliminarUn besito mimí ♥
O_O Ohh, que bonito, me ha encantado Guapa!!
ResponderEliminarBesitos Mimi!! Seguiré leyéndote. :)