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domingo, 13 de febrero de 2011

#150

No me hacía falta nada más que él. Sólo él y yo en mi habitación. Cuando me abrazaba era como estar en un refugio y cuando el sol se reflejaba en sus ojos, me parecía que era porque tenía envidia de que alguien le hubiera desvancado el puesto de ser "la cosa imprescindible para vivir". Sólo me importaba saber que él iba a estar ahí, que me quería.
-Eres maravillosa.- me susurró al oído. 
Yasta, ahora si que tenía que estar muerta, eso era el mismísimo cielo, que digo el cielo, era superior al cielo. Ahí fue cuando perdí a poca cordura que me quedaba.

2 comentarios:

¡Hola! Acabas de decidir garabatear algo para mi, espero de todo corazón que te haya gustado mi blog.
¡Un besito! ¡Y gracias por pasar!
(¡Ah! Y no olvides que puedes quedarte en el desván ^.^ )