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lunes, 3 de enero de 2011

#120

Caminábamos por la estrecha calle cogidos de la mano. En silencio, sólo mirando al suelo. Era de noche y no había nadie mas que nosotros por aquella avenida. Sólo de vez en cuando pasaba un coche. Habíamos ido a cenar algo a aquella hamburguesería que tanto me gustaba, esa con decoración retro. En la mano llevaba una bolsa repleta de ositos de gominola que había comprado por la tarde y los pies me dolían ya de tanto andar. Entonces él me empujó contra la pared.


- Dame las gominolas o te violo. 
- ¡Pues violame! - dije yo decidida mientras miraba aquellos grandes ojos azules. 



Me besó con pasión y empezó a acariciarme todo el cuerpo. Me estaba subiendo la blusa cuando oímos el ruido de la puerta de un coche. De dentro salió un hombre bastante mayor y se dirigió al contenedor que había a nuestro lado. De repente, él me soltó y gritó.


-Sí, es lo que parece.


El hombre tiró la basura y volvió al coche sin decir nada. Acto seguido me puse bien la blusa y le tiré las gominolas a Alberto. 


-¡Toma!- dije mientras empezaba a caminar hacia mi casa. Pensé que me seguiría, pero noté que no era así, así que me dí la vuelta. Ahí fue cuando lo vi de aquella manera tan graciosa. Lo vi sentado en la acera intentando abrir la bolsa de gominolas con los dientes.

5 comentarios:

  1. Las gominolas es que levantan pasiones jajajaja

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  2. mmm adoro las gominolas estoy de acuerdo con lil despiertan pasiones :P qeu bonito sentimiento oh el amor...

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  3. Que los reyes te traigan muchas gominolas y amor:)))) muássss:)))

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  4. Es que los ositos de gominola, son ositos de gominola jaja
    Me encanta, si Señorita :)
    Besotes!

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¡Hola! Acabas de decidir garabatear algo para mi, espero de todo corazón que te haya gustado mi blog.
¡Un besito! ¡Y gracias por pasar!
(¡Ah! Y no olvides que puedes quedarte en el desván ^.^ )