El hombre le pasó un brazo por la cintura, la agarró con fuerza y le hundió profundamente una bola de trapo hasta la garganta. Ella trató de resistirse, de dar patadas, pero era en vano. La empujó hacia abajo, sus rodillas cedieron y cayó sobre lo que parecía ser la parte trasera de una furgoneta.
"Quiere hacerme daño, quiere matarme", pensó Rädsla. Siente un dolor terrible por todo el cuerpo. Dolor. Más allá de esa palabra sólo logró pensar en que no quería morir, así no, no en ese momento. Estaba acurrucada con la boca llena de vómito, en posición fetal, con la cabella ardiendo de dolor, sintió que le ataban manos y pies a la espalda. "No quiero morir ahora", se dijo. La puerta de la furgoneta se cerró bruscamente, el motor aceleró y el vehículo se puso en marcha.
Rädsla estaba aturdida pero era consciente de lo que sucedía. Estaba claro que el tal Woodhouse estaba detrás de todo aquello.

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¡Hola! Acabas de decidir garabatear algo para mi, espero de todo corazón que te haya gustado mi blog.
¡Un besito! ¡Y gracias por pasar!
(¡Ah! Y no olvides que puedes quedarte en el desván ^.^ )