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domingo, 29 de abril de 2012

#375

Derek se sentía seguro en su habitación. Acababa de pintar las paredes de blanco para que la oscuridad que sentía en su corazón no lo invadiera más todavía. Además, ya no salía de su habitación. Cada vez que abría, aunque fuera apenas unos centímetros, la puerta de su habitación, veía a Lily frente a él. Lo esperaba frente a su puerta, como si de un guardián se tratase. La veía allí, mirándolo fijamente a los ojos y eso siempre le provocaba un escalofrío.


El silencio solía reinar en su casa, pues sus padres habían desistido en que hablara con ellos. Aunque es cierto que muchas veces Derek gritaba, gritaba como nunca para desahogarse y quitar la opresión que sentía en el pecho desde lo de su hermana.


Mientras miraba a través de su ventana, veía como varios invitados se acercaban pasando entre los tulipanes de su madre. Pero, ¿qué eran aquellas cosas que se acercaban a su ventana?


Una especie de masas grisáceas, que atravesaban los objetos que se encontraban de por medio, si es que eso era posible. Derek observaba asustado mientras su corazón se aceleraba como nunca. Cada vez estaban más cerca. Se dio cuenta de que no eran masas grises, si no fantasmas. Una gran multitud de fantasmas que parecía venir a buscarlo. Había fantasmas de abuelos, de adolescentes con las muñecas llenas de cortes, mujeres llenas de moratones y también niñas como su hermana. Todos estaban allí, levantaron la vista hacia la segunda ventana empezando por la derecha, desde donde Derek les devolvía la mirada.


- Derek.- dijeron en coro.

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(¡Ah! Y no olvides que puedes quedarte en el desván ^.^ )