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domingo, 23 de octubre de 2011

#318

Era una noche de luna llena. Ésta se dejaba ver a través de unas nubes que amenazaban con un día de lluvia torrencial. Allan se encontraba desnudo en mitad de la calle. El viento lo acariciaba por completo y la humedad lo ahogaba sin piedad. 

Era un momento de desesperación, hacía apenas una hora que había recibido la llamada más desoladora que jamás hubiera podido imaginar; le habían dicho que jamás volvería a ver a Elisa, que no podría volver a decirle te quiero, que no volvería a sentir su aliento en su cuello. Le dijeron que no volvería a ver el sonrojo de sus mejillas y sobre todo que jamás volvería a sentir la calidez de su piel junto a la suya. 

Corría y corría como loco. Era su última oportunidad para verla, para estar con ella.

Las piedras se clavaban en sus pies descalzos, las malas hierbas le hacían heridas en sus piernas y la lluvia, que ya había comenzado a caer, le acuchillaba la piel como si de mil puñales se tratara.

Llegó al acantilado en el que solía estar con ella; con la oscuridad apenas veía el fondo y sólo era capaz de escuchar los golpes del oleaje contra las afiladas rocas.

Cerró los ojos y pensó en Elisa. Recordó por un momento sus suaves y sonrosadas mejillas, sus grandes ojos miel, su cálida piel tan blanca como la pureza y esos labios que lo solían llevar a la perdición. Pensó en ella y dio un paso hacia delante. Y mientras caía, volvió a gritarle al cielo una vez más "Esta vida ya no tiene sentido sin ti Elisa"

2 comentarios:

  1. que lindoooo blog, un beso y segui asi! http://notodoesloqeparece.blogspot.com

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  2. Desolador en todo sentido ._______. Se transmiten muy bien los sentimientos del pobre Allan.
    Saludos <3

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¡Hola! Acabas de decidir garabatear algo para mi, espero de todo corazón que te haya gustado mi blog.
¡Un besito! ¡Y gracias por pasar!
(¡Ah! Y no olvides que puedes quedarte en el desván ^.^ )