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lunes, 17 de octubre de 2011

#314

La felicidad no está en las cosas que uno planea, sino en las que no ve venir; y él había sido como una enorme descarga, nunca mejor dicho, una descarga que a Susana le había alcanzado de lleno.

Alberto había sido el único capaz de hacer que ella dejase de preocuparse por tonterías como las arrugas en las sábanas por la mañana, las fotos que él se empeñaba en sacarle cada día mientras estaba en la cama, había conseguido que ella quisiera seguir viviendo.

Las luces de Manhattan entraban por el gran ventanal del salón, convirtiendo el claro suelo, junto a sus propias descargas, en un juego de luces. Sus cuerpos dejaron un momento de moverse, de acariciarse y se convirtieron en alma. Hablaron del tiempo perdido, de las cosas que habían pasado y que les quedaban por pasar juntos. Decidieron encerrar los malos recuerdos de los últimos dos años en una caja y construir un mundo para guardar allí los que construirían a partir de entonces.

- Gracias por volver de nuevo Alberto.
- Tarde o temprano tenía que hacerlo. Estaba muriendo sin ti. Además, esta vez, es para quedarme.
- ¿Para siempre?
- Sí.

2 comentarios:

  1. ooooh :-)
    qué tierno, qué bonito
    qué de película!

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  2. Entonces... tengo que evitar tener que planearlo todo...
    Muy bonito y dulce!
    Besos :)

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¡Hola! Acabas de decidir garabatear algo para mi, espero de todo corazón que te haya gustado mi blog.
¡Un besito! ¡Y gracias por pasar!
(¡Ah! Y no olvides que puedes quedarte en el desván ^.^ )