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viernes, 26 de agosto de 2011

#271

Normalmente las mejores imágenes son aquellas que guardamos en nuestra memoria. Sin cámaras ni poses, sólo la naturalidad. Una imagen que sólo tú conoces, que sólo a ti te pertenece.


John observaba a Charlote. Ella estaba en su mundo y no se daba cuenta. El mar se reflejaba en su mirada mientras paseaba por la playa. Miraba su reflejo en la orilla y después el horizonte, se perdía en sus pensamientos. Y de repente, sonrió. Era una sonrisa preciosa, pequeña y tímida, pero capaz de parar el corazón de John. Eso era lo que más le fascinaba a él, ver cómo se le dibujaban los hoyuelos a Charlote. Verla como la veía en sus sueños, saltando distraída mientras sonreía sin cesar. Aunque había una diferencia, en la vida real ella no le lanzaba besos a través del viento. 


Sin embargo a John le daba igual. Sentía algo especial por Charlote y eso era lo que le importaba. Ella pareció darse cuenta de que la estaba observando, pues se acercó a John riendo.


- ¿Que haces mirándome?
- No te miraba.- dijo el divertido.
- Vamos John, te he pillado, admítelo.- dijo Charlote mientras se echaba encima de John haciéndole cosquillas para que confesara.
- ¡Está bien, está bien! ¡Lo admito! Te estaba mirando, pero es que no puedo evitarlo.


Le apretó fuerte la mano y empezaron a pasear por la orilla de la playa. El día se había vuelto gris, pero en sus corazones el sol brillaba con más fuerza que nunca.

1 comentario:

  1. Que hermoso, sobre todo porque John sin importarle nada de lo que puede pasar, no dejó de demostrarle a Charlote que sentía algo especial.

    Saludos!

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¡Hola! Acabas de decidir garabatear algo para mi, espero de todo corazón que te haya gustado mi blog.
¡Un besito! ¡Y gracias por pasar!
(¡Ah! Y no olvides que puedes quedarte en el desván ^.^ )