Seguir · Mimí · eldesvandemimi@hotmail.com · Twitter · Revista

miércoles, 24 de agosto de 2011

#268

Recuerdo haberte abrazado con fuerza aún cuando ya te habías marchado de este mundo. Aún no me lo creía, no me creía que ya no volveríamos a reír juntos, que no volvería a ver la chispa en tus ojos grises. 

Te agarré con intenciones de no soltarte jamás, porque no quería que te fueras para siempre, pues para siempre es demasiado tiempo. Todavía no estaba preparada para decirte adiós, aunque sinceramente, jamás lo estaría. 

Las enfermeras y los médicos intentaban razonar conmigo, pero no podían. Al final recuerdo haber sentido unas fuertes manos que me intentaron sacar de aquella habitación, creo que era aquel negrito tan fortachón que solía servirte la comida. Yo daba gritos y patadas, no quería dejarte ir. Prácticamente me arrastraban por el suelo para intentar sacarme.

Y hasta el último segundo, hasta la última milésima, incluso justo antes de que mis dedos no pudieran agarrarse más al marco de la puerta, esperaba, que aquella máquina enganchada a ti volviese a pitar, que me volviera a dar esperanzas para seguir viviendo.

2 comentarios:

  1. Está lleno de nostalgia este texto, escribís muy bien, está bueno :) un beso

    ResponderEliminar
  2. Ay, que penica.. ):
    Me entristeció muchísimo... cosa que es buena para tí, consigues hacer que nos metamos en la historia!
    Un beso!

    ResponderEliminar

¡Hola! Acabas de decidir garabatear algo para mi, espero de todo corazón que te haya gustado mi blog.
¡Un besito! ¡Y gracias por pasar!
(¡Ah! Y no olvides que puedes quedarte en el desván ^.^ )