Únicamente había luz en la mitad de la cancha en la que estaba jugando, el resto estaba sumido en la más absoluta oscuridad. Un paso, dos pasos y la pelota pasaba por el aro. En realidad, no debía estar allí, pero había llegado a un acuerdo con el Sr. Votrova, un simpático compatriota suyo que lo dejaba practicar hasta las nueve.
De pronto le pareció escuchar un chirrido, como si de una puerta abriéndose se tratara. Pensó que tal vez era más tarde de lo que imaginaba, no sería la primera vez que el tiempo volaba mientras jugaba al baloncesto.
-¿Sr. Votrova? - la pregunta se perdió en la oscuridad.- ¿Hola?
Tal vez había sido su imaginación, quizás lo que había escuchado no era nada más que el chirriar de sus zapatillas contra el suelo. Aunque Dimitri no se dio cuenta al momento, no fue cosa de su imaginación, una sombra deambulaba ahora por los vestuarios. Abrió la mochila de deporte de Dimitri y sacó su teléfono móvil.
Bip, bip. Otro teléfono sonó a muchas manzanas de allí.
"Eve. Me apetece verte antes del partido de mañana. Te espero a las 22:00 en la esquina de la 53 con la 110. Te quiero."

Apuesto a que ha sido Jeremy ._.
ResponderEliminarSaludos c:
OMG!!
ResponderEliminarTienes que seguirle :)
Saludos!
me gusto!
ResponderEliminarbesos