Elena daba vueltas por Londres, sin rumbo, sólo le apetecía andar sumida en sus pensamientos. Buscaba un amor, una aventura, sorpresas y risas.
Cruzó la calle sin mirar, estaba inmersa en sus fantasías y sueños y el ruido de un claxon la despertó.
- Perdóneme, debería prestar más atención a la hora de cruzar una calle, he estado apunto de atropellarla.
- ¿Qué? - dijo Elena aturdida.
- Quizá me dé el placer de invitarla a usted a tomar un té.
Elena lo miró a los ojos y se subió al coche de aquel chico guapo de cabellos esplendorosos.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Me parece que algo acaba de empezar y pinta muy bien :)
ResponderEliminarBesitos!!
Casualmente hermoso.
ResponderEliminarUn beso <3.
Conocer a gente en la calle muchas veces es divertido, espero que para ella sea bueno.
ResponderEliminarBesitos :)