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miércoles, 2 de noviembre de 2011

#324

El sol estaba casi escondido, aunque daría igual si hubiera estado brillando en todo su esplendor, pues bajo las espesas ramas de los árboles del bosque ningún rayo de luz hubiera sido capaz de alumbrar aquel lugar.

Evelyn andaba despacio, vestida únicamente con un vestido de verano y unas bailarinas, ambas llenas de colores ahora inapreciables. El frío le hacía cosquillas en la nuca y la fría tierra mojada le había ensuciado las piernas. Miraba a todos lados intentando atrapar cualquier sonido.

Se sorbió los mocos y se frotó las manos en los brazos. Estaba resfriada, y si seguía así, tendría que pasar la semana siguiente metida en la cama. Sabía que era una mala idea ir, lo supo desde el principio. Sabía que probablemente se perdería y que se haría de noche y no podría volver, pero allí estaba ella, de pie en mitad del frío y oscuro bosque.

De repente sintió la necesidad de darse la vuelta. Le pareció notar a alguien detrás de ella. Lo sabía y estaba aterrorizada, pero no se movió ni un centímetro. Sólo fue capaz de sonreír.

El chico la había perseguido por todo el bosque, desde mucho antes de entrar al bosque más bien. Y ahora estaba allí, detrás de Evelyn. Calculaba que estaría a apenas medio metro de ella.

El chico alargó el brazo y lo pasó alrededor de la cintura de Evelyn. Sostenía una rosa roja en la mano y eso hizo que las mejillas de Evelyn se tornaran del mismo color. Era incapaz de hacer nada, era incapaz de rozarle siquiera. 

- Es para ti. Como suelen decir: una bella flor, para una bella dama.- sintió el cálido aliento del chico junto a su oído. Aquel susurró erizó el bello que el frío no había conseguido alcanzar.- Su olor me recuerda a tí.

Evelyn lo cogió y se lo llevó a la nariz. Aquel olor fresco le recordó a la primavera, su estación favorita del año.

El chico se puso delante de Evelyn. Tenía los ojos muy abiertos, la cara pálida y la nariz roja. 

- Pensé que no vendrías- dijo el chico.

Evelyn lo miró a los ojos. Él apartó su mirada por una milésima de segundo y sonrió. Después volvió a abrazarla

Cuando él la abrazaba, cuando la rozaba, era capaz de sentirlo todo. De sentir aquello que aún no tenía nombre.  Evelyn cerró los ojos y dejó caer su cabeza en el hombro del chico. En el hombro de Dimitri.

3 comentarios:

  1. Ohhh es bonito que un chico te regale una flor y que te diga eso :)
    (me gusta, me los imagino en ese bosque)
    un besito

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  2. Una flor... algo tan bello, pero tan típico de regalar.
    Muy bonito :)

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  3. Historias de amor, historias de amor everywhere... anhelo poder sentir lo que expresas en tus historias, son tan bonitas...

    Besos <3

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¡Hola! Acabas de decidir garabatear algo para mi, espero de todo corazón que te haya gustado mi blog.
¡Un besito! ¡Y gracias por pasar!
(¡Ah! Y no olvides que puedes quedarte en el desván ^.^ )