Me había resignado, simplemente aceptaba que él no iba a volver, que esa puerta no volvería a sonar, no al menos por él. Porque todo lo que salió de ahí no fue culpa mía, sino suya, nunca me apreció y se fue con la primera que le puso caliente, dejando todo lo que habíamos vivido tirado en una esquina.
Me hizo sentir culpable diciéndome: " es que tú ya no me llenas". Pasé días, meses derramando lágrimas por él, recordaba las noches vacías con palabras llenas de amor, con sueños que ya no se cumplirían, con abrazos que ahora no significaban nada.
Había dejado de arreglarme, de sentirme guapa, de sentirme mujer.
Lo que no sabía entonces es que eso cambiaría y que la vida me iba a enseñar el secreto mejor guardado.
Todas esas lágrimas no merecían haber sido derramadas. Un hombre así no se lo merece.
ResponderEliminarLos hombres como esos no se merecen ni que pensemos en ellos, asi que mucho menos nuestras lágrimas!
ResponderEliminarPa' Poulain.
hay que ser feliz por uno mismo y no por los demás,
ResponderEliminarporque si no cuando se van se llevan tu felicidad con ellos :)
No hay que dejar NUNCA que alguien te haga llorar, siempre tienes que sonreír, mirar para delante. Que la vida no se acaba con el primer hombre (niconelúltimo)
ResponderEliminarUn crêpe
(relleno
desonrisas)
Cuantas lágrimas has derramado, y te haz hecho más fuerte con ellas...a mi también me ha ocurrido y he aprendido a levantarme.
ResponderEliminarSaludos!