#9

Escribo esto porque supongo que no tengo nadie con quién compartirlo, nadie que me escuche. que me entienda.
Nadie que comprenda esta agonía, esta impotencia.
La impotencia que se siente por querer cambiar y volver al pasado. A ese, ahora lejano, recuerdo de una misma, cuando aún tenía algún motivo por el cual vivir.
Ese recuerdo que te hace sentir calor, como cuando tus padres te abrazaban para protegerte de lo malo. Ese recuerdo que huele a flores, a primavera.
El recuerdo lejano de tu padre jugando contigo al escondite, y que aún sabiendo perfectamente donde estabas, fingía no encontrarte para luego, al hacerlo, te hiciese cosquillas mientras tu reías sin cesar.
Y es que, a todos nos gustaría ser niños por toda la eternidad.
No tener preocupaciones, ver el mundo con grandiosa admiración, que incluso una mariposa nos sorprendiese. Tener la fuerza interminable que te ayudaba con tus pequeños problemas y que cada día fuese mejor que el anterior.
Pero a medida que la vida avanza, olvidamos a esa niñ@. Olvidamos cómo vivir sin preocupaciones, incluso a veces olvidamos cómo sonreír.
Mi problema, mi problema es otro. Mi problema no es haber olvidado a esa niña, es que yo la eché de mi vida, quizás a destiempo, pero hice que se fuera, que saliera corriendo a esconderse.
Y ahora no la encuentro, se escondió tan bien que ya no la encuentro, por mucho que grite su nombre a pleno pulmón.




Bueno, este texto fué garabateado hace ya mucho tiempo atrás, pero mientras ahora me tomaba un té caliente, he visto en el fondo de mi cajón las fotos de mi niñez. Con esa amplia sonrisa en la cara todo el día, esa felicidad incansable que yo tenía. Y me he acordado de este pequeño garabato.

Espero que os guste :)